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LA PAMPA Y LA CULEBRA

DE HUAYLLA BELÉN

En épocas antiguas, en el pueblo de Cuémal, vivía una anciana cuya única propiedad era un gallo.

Con el correr del tiempo el gallo envejeció. La anciana, a su vez, como vivía sola, llegó a encariñarse bastante con el animal.

De lo muy viejo que era, un día el gallo puso un huevo. Contenta con este acontecimiento, la anciana lo puso a empollar.

Pasaron los días y llegó el momento que el huevo debía reventar: Y así ocurrió: pero para sorpresa la anciana; en vez de un pollito salieron dos culebras.

Al principio, cuando aún eran pequeñas, estas culebras comían pollos pequeños, eso nomas era su alimento; y la anciana les ponía dentro de unos cantaros para que durmieran.

Pronto crecieron se hicieron grandazas, y empezaron a comer ovejas, ganados y aun niños.

Por este motivo los pobladores de Cuémal vivían temerosos y preocupados. Pero no solo sentían miedo y preocupación; también estaban cansados de esta situación lamentable.

RECIÉN LLEGADOS
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Un día se reunieron y fueron a ver a la anciana. Le pidieron que matara a sus culebras; más ella no hizo caso, ni siquiera quiso escucharles.

Esta actitud les puso verdaderamente furiosos y ahí mismo decidieron lo que tenían que hacer.

Regresaron por la noche.

En silencio, rodearon la choza con harta paja seca y la encendieron. La choza ardió regando una luz clarísima y elevando hacia el cielo oscuro altas lenguas de fuego.

Y mientras el fuego se alzaba en la noche como un símbolo de triunfo para los hombres de bien, la anciana se quemaba en medio de la hoguera hasta volverse ceniza.

Por desgracia no murieron las culebras, pues lograron escapar.

Y huyendo de la furia de la gente, llegaron al valle de Jucusbamba.

En aquellos tiempos, el valle donde ahora se extiende el pueblo de Luya  era un gran pantano. Por eso la gente vivía en los cerros de los alrededores.

En este pantano lograron esconderse las dos fugitivas. Y cuando los niños de los diversos lugares bajaban a pastear sus animales, inmediatamente eran devorados por ellas.

Así pasó algún tiempo. Fue un tiempo oscuro, porque la gente vivía solo lamentándose y sufriendo. Hasta que por fin decidieron enfrentar el problema.

Con este propósito se reunieron todos los hombres y mujeres y empezaron a luchar contra la adversidad. Primero abrieron canales para que el agua del pantano tuviera por donde correr. Luego, mientras el agua se escurría y el pantano empezaba a secarse, se dedicaron a buscar a las culebras. Las buscaron sin descanso, removiendo el fango, listos para atacar y defenderse.

Durante mucho tiempo buscaron y buscaron. Y llego el día en que las encontraron. Las culebras eran realmente gigantescas.

 

Tal vez por eso los hombres no supieron reaccionar al instante y dejaran que el miedo les amarrara de las manos.

Pero, por suerte, los antiguos eran muy valientes. Además, al recordar todo el sufrimiento que habían padecido, sintieron que un coraje inmenso les quemaba en el pecho.

 

Este coraje les dio la fuerza necesaria para vencer el miedo que ataba sus manos. Y llorando por los hijos desaparecidos, con furia incontenible atacaron a las culebras.

SOBRE NOSOTROS
CONTACTO

A una lograron matarla.

La otra culebra escapó. Sin embargo, mientras atravesaba la pampa de Huaylla Belén, se desato una terrible tormenta y un rayo que cayó del cielo la mató.

En este lugar quedo para siempre la enorme culebra, cual si estuviera reptando indefinitivamente la verde pampa, en su intento de huir a la furia de los hombres.

Y aun ahora, si vemos desde lejos este hermoso paisaje, podemos ver en forma de esta gigantesca culebra fugitiva, una parte convertida en rio y otra en camino.

Dicen las personas mayores que así se formó el hermoso valle de Huaylla Belén.

INSTITUTO SUPERIOR PEDAGÓGICO TORIBIO RODRIGUEZ DE MENDOZA

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